Obra: “Una vida a contramuerte”, poesía de Julio Luis Gómez, 1ª Edición, Editorial Vinciguerra, “Colección Metáfora”, 64 páginas. Buenos Aires, Argentina, 2021.
Inmediatamente luego de leerme
el poemario “Una vida a contramuerte”, del talentoso escritor poeta santafesino
Julio Luis Gómez, no pude evitar
sentarme gustoso y con tremendo placer a reseñarlo remembrando y parafraseando que
una vez que enamoras a un poeta vivirás eternamente
Un prólogo –“En pos de un cielo
sin ocaso”-, cual umbral brillante al universo poético, realizado por las
reflexiones de Rafael Felipe Oteriño, te reciben presentando la estructura de
este libro. Deteniéndose en los tres capítulos que congregan varios de los temas
universales cristalizados en la literatura de todos los tiempos, como las
características gramaticales sea la métrica o el género literario del que se
sirve el autor, Julio Gómez, para declamar esos tópicos, en mis palabras diré el
amor, la épica (el honor) y la Fe.
El primer pilar –“Terrestre
paraíso”- nos invita a descubrir un enunciador que elije rendir homenaje y
celebración al amor. Si bien se encuentran sonetos con diferentes tipos de
amor, creo que el que más me ha conmovido es “Madrugada”: con el arte de
dominar la métrica, los versos endecasílabos cautivan, en este texto poético,
una historia de amor viva y trascendental en donde el “yo lírico” se confieza
en total vulnerabilidad sobre un profundo sentir, renueva votos amorosos que recuerdan
el paso del tiempo, y la finitud de la propia existencia humana, pero en donde
un momento puede batallar con el propio andar de las agujas de cualquier reloj,
o contra las arenas, para disfrutarse
mientras se consume o en todo caso se congela para siempre.
“Gozo de plenitud por un momento
Que siendo se deshace, pero canta
A contrasol su vida a contramuerte.”
(Fragmento de “Madrugada”, pág.
14)
Por algo en “Madrugada” el autor
encontró el título que bautiza el poemario, y por algo el epíteto cita “a
Teresita”, voy a desprender la biografía del autor del texto pero no lo que se
enuncia y es uno de los amores más grandes de la vida, esos que nos arrebatan
de las horas de sueño, y nos despiertan en la madrugada solo para contemplar a
la persona amada.
De este modo, se avanza en la
obra invitándonos a recorrer pasajes históricos, prosaicos, heroicos, que no se
separan del primer capítulo, porque en este segundo pilar –“Voces de la Patria”-
el autor nos convierte en visitantes de un museo, en donde recorremos la galería
imaginando ficciones en comunión con hechos que sin dudas tienen que ver con el
amor, el amor por la historia, por las anécdotas e historias de aquellos
gladiadores de los tiempos en los que se batallaba por conquista, y la
libertad, la emancipación, la independencia, y que se convierten en
apasionantes páginas llenas de humanidad incluso de historias de amor y romance,
de amistad y admiración, incluso de un amor tan grande que lleva a renunciar,
sin pesares, por ejemplo al amor por el canto.
“Tras de mi voz de mando el
paisanaje
en su gozosa dignidad cumplida
sabe por fin que su esperanza
anida
en mi segura lanza y su coraje”
(Fragmento de “López”, pág. 33)
“(San Martín habla a Cabral)
Y si paga su vida por la mía
recogerán su nombre mis paisanos
al verme regresar en su alegría.
Salte, amigo, confiado a su
memoria,
que donde esté estará. Somos
hermanos
en este rumbo fiel. A la
Victoria.”
(Fragmento “A la victoria”, pág.
36)
“En la cumbre de su carrera de
soprano lírica, Regina Pacini celebra su matrimonio con Marcelo Torcuato de
Alvear. De ahí en más, calla para siempre.
(…)
Soy Regina en mi andar y al aire
sube
esta voz que los ángeles
envidian.
Sueño… si sé que en esta casa
el silenciado canto es mi
destino
porque te di mi sí, aquella
tarde.
Entreabres la puerta,
majestuoso,
rendida voy abriéndome a tu
abrazo
y me arrasa tu amor, Marcelo
mío.”
(Fragmento de “el canto
silenciado”, pág. 42)
Entonces en el último de los
pilares –“La gloria vislumbrada”- se cristaliza la devoción y el amor a la obra
Cristiana, pero también el amor profundo por la idea de vida en eternidad. El
amor por seres humanos que fueron, son y serán sumamente importante en nuestras
vidas. Existe un guiño especial a la bibliografía del autor cuando el “yo
lírico” enuncia “en la memoria vivos”, nuevamente encontramos en la escritura
de Julio Gómez el clamor de la vida y la eternidad, pero en este capítulo se
exalta el poder único que en la historia cristiana se le atribuye a Cristo de
devolver la vida a quien ha expirado. La fascinación por aquel poder y la
historia de redención y de resucitación arrastran al lector al último poema –“Ruego”-
en donde se congela una plegaria en donde el poema deviene en oración por “los
reinos prometidos” a un ícono de profunda Fe.
“Poco a poco comprende y se
enamora
de ese Señor que en su pasión
divina
pagó en su carne por su viva
culpa.
Seguirlo, entonces, solamente
quiere”
(Fragmento de “Loyola”, pág. 52)
“Y andamos tras un cielo sin
ocaso
Sabiéndonos así en verdad plenos
sarmientos de la Vid: savia
infinita”
(Fragmento de “Umbral de los
apóstoles”, pág. 54)
“Ruega por él, por mí, por los
que andamos
P por el desierto en sombra,
malheridos,
Y y en los abiertos brazos
conmovidos
Salva en gracia el dolor de los
que vamos
Clamando por los reinos
prometidos.
(…)
Tú que guardas la gloria
vislumbrada
En tu secreta carne trascendida
Y el almaen dura cruz, en gozo
alzada”
(Fragmento de “Ruego”, pág. 58)
Un hermoso poemario, en donde
encontramos estos tópicos que son invitaciones a la introspección, a la
experimentación emotiva, a la curiosidad por la historia, a la inquietud y a la
oportunidad para al menos pensar si después de esta vida la Fe nos llevará desde
la muerte hacia una eternidad de preciada vida.
Con gran placer he recorrido
estos versos trabajados con esfuerzo y maestría, en donde el peso de cada
palabra, cada metáfora, nos ilumina las pupilas. Se los recomiendo.
Espero lo hayan disfrutado la breve
reseña y si gustan los invito a compartirla en sus redes sociales.
Hace varios años tenía pendiente esta reseña, pero todo tiene su momento, agradecido con la COLABORACIÓN DEL AUTOR CON MI BLOG, será un regalo que atesoraré siempre.
Leonel Álvarez Escobar.
Puntuación: 5/5
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