domingo, 21 de mayo de 2017

Reseña "Persuasión de los días"

RESEÑA LITERARIA DE LEONEL ALVAREZ ESCOBAR


#LeónOnBlog - Capítulo 21

OBRA: PERSUACIÒN DE LOS DÍAS

Poesía. Autor Argentino, Oliverio Girondo. Literatura Argentina. Primera Edición Editorial Losada, Buenos Aires, Argentina, 1942. Todos los Derechos Reservados.

Sobre el autor:

La biografía del poeta argentino Oliverio Girondo se vierte en su poesía con la misma intensidad con que su obra literaria respira las constantes vitales de la época que le ha tocado vivir. Nacido en la Argentina del cambio, en el Buenos Aires fecundo y cosmopolita que Darío proclamara desde los salones del Ateneo, la figura de Oliverio Girondo se alza entre las diferentes generaciones poéticas argentinas con un espíritu renovador que tiene difícil parangón incluso dentro del ámbito literario de América Latina.

Nace Oliverio en Buenos Aires, un 17 de agosto de 1891, en el seno de una familia acomodada de ilustres antepasados: «Desciende por su padre -escribe su amigo Ramón Gómez de la Serna en sus Retratos contemporáneos- de vascos de Mondragón -cuya casa blasonada cayó en los bombardeos de la última guerra civil- y por su madre, apellidada Uriburu y Arenales, de los conocidos próceres también vascos». Su infancia transcurre en la capital argentina, aunque muy temprano la grácil economía familiar encamina los pasos del poeta en ciernes hacia la vieja Europa, que paradójicamente seguía albergando el nacimiento de lo nuevo. Cursa estudios en varios colegios en Europa: en el colegio Epsom de Londres y en la Escuela «Albert le Grand» de Arcueil, cerca de París, de la cual, volviendo Imagenal relato de RAMÓN, es expulsado al arrojar «un tintero a la cabeza del profesor de Geografía porque habló en su lección de los antropófagos que existían en Buenos Aires, capital del Brasil».

Termina sus estudios juveniles de regreso a Buenos Aires y principia su actividad literaria. Comienza la carrera de Derecho y acuerda con sus padres no abandonar la carrera si consienten financiarle visitas periódicas a Europa en período vacacional. De esta manera, se hacen más frecuentes los viajes a Europa y en ellos entabla relaciones literarias y amistosas con poetas y artistas del continente europeo, que le introducen en los diversos círculos de las nuevas corrientes estéticas. En esa época sus lecturas más estimadas son los poetas simbolistas franceses, los ensayos de ideario decadente de Remy de Gourmont, el Darío de Los raros y la filosofía de Nietzsche. Por esos años, Girondo anda colaborando como corresponsal en diversas revistas porteñas como Plus Ultra y la Imagen conocida Caras y caretas. El poeta Jules Supervielle, medio uruguayo-medio francés, le presenta en París a los jóvenes que por esos años ya organizaban las célebres veladas surrealistas
(Fuente: Pedro Mendiola Oñate: http://www.cervantesvirtual.com/port.../autor_apunte/ )


LA OBRA


Siempre he querido reseñar este libro, “Persuasión de los días“ de Oliverio Girondo, de hecho es un tesoro literario para mí. Encontré en sus páginas una profunda inspiración. Encontré a mi primer poeta a quien admirar profundamente, en estas páginas encontré mis palabras, mi manera de decir poéticamente cuanto asco me da la injusticia. Es un poemario que inyectó de inspiración la Trilogía Bauticismo de mi autoría. Tal vez por eso no quise reseñarlo, para no condicionar algún tipo de línea de lectura, pero mi libro “Sombras y Conjuros. Es el momento de redimirse” está atravesado por elementos que jamás podré desprender de mi después de haber experimentado este profundo libro.

“A Oliverio Girondo —dijo Gómez de la Serna— hay que darle en vida las respuestas a su exuberancia, a su fidelidad literaria, a su clarividencia fulminante”. Pero el tiempo ha pasado —Girondo murió el 17 de agosto de 1971— y aún no se ha hecho justicia a su vertiginosa, deslumbrante poesía. Sin embargo, la literatura argentina de los últimos 45 años mantiene una cercana conexión con la obra del autor de En la masmédula. Habría razones para pensar que tanto el nombre del protagonista (Oliveira) como algunos fragmentos de la Rayuela de Cortázar son un homenaje, una inclusión necesaria, a la escritura girondiana. Caben otros ejemplos, pero baste apuntar que, a pesar de ser poco conocido y, peor todavía, poco leído, Oliverio Girondo-escritor se precipitó sobre las generaciones que lo sucedieron (algo similar pasa con Macedonio Fernández). Solitario obcecado, Girondo es culpable de su magra difusión. Tras haber participado con ahínco en el movimiento “Martín Fierro”, que reveló a las letras latinoamericanas las formas de la vanguardia europea y se convirtió en un baluarte durante la década de los 20, el poeta decidió permanecer al margen de cualquier grupo, de cualquier “capilla” cultural. Su preocupación primigenia fue levantar un puente entre la poesía —para él la manera más precisa de conocer la realidad, quizá un influjo dadaísta— y la vida. “La poesía —expone Oliverio— siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta”. (Introductorio en el Libro “OLIVERIO GIRONDO Selección y nota introductoria de ANAMARI GOMÍS” página 3


Pero hablemos precisamente de “Persuasión de los días”. Un Poemario pleno, intenso. El autor pone sobre la mesa duras denuncias, manifiesta una sensación de asco, un sentimiento de repulsión frente a lo injusto. Acciones que se condenan tanto por osar contra un ser humano como la naturaleza en su totalidad.

Este libro es un viaje, que si bien es oscuro, va desde lo más aterrador hasta la luz, la esperanza. Amé la bienvenida al libro. Definió esa línea de lectura que mencioné.

VUELO SIN ORILLAS

ABANDONÉ las sombras,
Las espesas paredes,
los ruidos familiares,
la amistad de los libros,
el tabaco, las plumas,
los secos cielorrasos;
para salir volando,
desesperadamente.

Abajo: en la penumbra,
las amargas cornisas,
las calles desoladas, los faroles sonámbulos,
las muertas chimeneas,
los rumores cansados;
pero seguí volando,
desesperadamente.

Ya todo era silencio,
simuladas catástrofes,
grandes charcos de sombra,
aguaceros, relámpagos,
vagabundos islotes
de inestables riberas;
pero seguí volando,
desesperadamente.

Un resplandor desnudo,
una luz calcinante
se interpuso en mi ruta,
me fascinó de muerte,
pero logré evadirme
de su letal influjo,
para seguir volando,
desesperadamente.

Todavía el destino
de mundos fenecidos,
desorientó mi vuelo
-de sideral constancia-
Con sus vanas parábolas
y sus aureolas falsas;
pero seguí volando,
desesperadamente.

Me oprimía lo fluído,
la limpidez maciza,
el vacío escarchado,
la inaudible distancia,
la oquedad insonora,
el reposo asfixiante;
pero seguía volando,
desesperadamente.

Ya no existía nada,
la nada estaba ausente;
ni oscuridad, ni lumbre,
-ni unas manos celestes-
ni vida, ni muerte;
pero seguía volando,
desesperadametne.

En la obra pueden identificarse diversas líneas, uno ve lo que quiere ver se dice, pero en grandes grupos podríamos reunir lo que puedo enunciar como la necesidad del inmortal Oliverio por comunicar o transmitir: por un lado denuncias, acusaciones y descargos por vivencias oscuras o lo enfermo de su mundo, otra por el avance y desarrollo urbano como un ataque a la naturaleza, y finalmente la puerta a la reflexión siempre hay esperanza incluso en un “Vuelo desesperado”.

La poesía —expone Oliverio— siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta”



Con Persuasión de los días (1942) Oliverio Girondo (1891 - 1967), vuelve a cambiar el tono; ya no son los movimientos y las significaciones del sueño y la imaginación que se impone, sino un sentimiento de náusea. Las cosas pasan a segundo plano, como borradas por el rechazo cada vez más intenso de un mundo deformado por el mal. El título se hace admonitorio, pone énfasis en la dialéctica sombría del tiempo. Se ha pasado de un universo físico a su universo moral, de la geografía a la ética.”

NO SOY YO

No soy yo quien escucha
ese trote llovido que atraviesa mis venas.
No soy yo quien se pasa la lengua entre los labios,
al sentir que la boca se me llena de arena.

No soy yo quien espera,
enredado en mis nervios,
que las horas me acerquen el alivio del sueño,
ni el que está con mis manos, de yeso enloquecido,
mirando, entre mis huesos, las áridas paredes.

No soy yo quien escribe estas palabras huérfanas.


Y con la reminiscencia al asco, a las nauseas, como puede evidenciarse el tan explícito “Invitación al vómito”, podemos encontrarnos con el intenso: “Es la baba”.

Es la baba.

Su baba.
La efervescente baba.
La baba hedionda,
cáustica;
la negra baba rancia
que babea esta especie babosa de alimañas
por sus rumiantes labios carcomidos,
por sus pupilas de ostra putrefacta,
por sus turbias vejigas empedradas de cálculos,
por sus viejos ombligos de regatón gastado,
por sus jorobas llenas de intereses compuestos,
de acciones usurarias;
la pestilente baba,
la baba doctorada,
que avergüenza la felpa de las bancas con dieta
y otras muelles poltronas no menos escupidas.
La baba tartamuda,
adhesiva,
viscosa,
que impregna las paredes tapizadas de corcho
y contempla el desastre a través del bolsillo.
La baba disolvente.
La agria baba oxidada.
La baba.

¡Sí! Es su baba...
lo que herrumbra las horas,
lo que pervierte el aire,
el papel,
los metales:
lo que infecta el cansancio.
los ojos,
la inocencia,
con sus vermes de asco,
con sus virus de hastío,
de idiotez,
de ceguera,
de mezquinidad,
de muerte.
Debajo de la almohada
una mano,
mi mano,
que se agranda,
se agranda
inexorablemente,
para emerger,
de pronto,
en la más alta noche,
abandonar la cama,
traspasar las paredes,
mezclarse con las sombras,
distenderse en las calles
y recubrir los techos de las casas sonámbulas.

A través de mis párpados
yo contemplo sus dedos,
apacibles,
tranquilos,
de ciclópeas falanges;
los millares de ríos
zigzagueantes,
resecos,
que recorren la palma desierta de esa mano,
desmesurada,
enorme,
adherida al insomnio,
a mi brazo,
a mi cuerpo
diminuto,
perdido en medio de las sábanas;
sin explicarme cómo esa mano
es mi mano,
ni saber por qué causa se empeña en disminuirme.


Finalmente el hastío total, el “Cansancio” pero lo interpreto como cansado de ser aveces como una oruga, como un gusano, cuando el deseaba ser una mariposa... y simplemente volar. Pienso que el accidente (que sucedió muchos años después, a cinco años antes de su muerte habrá sido devastador).

CANSANCIO

Cansado
¡Sí!
Cansado
de usar un solo brazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuántos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.

Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabré si es el mismo
que usé mientras vivía.

Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola auténtica,
alegre,
desatada,
y no este rabo hipócrita
degenerado,
enano.

Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

De: Embelesos

REBELIÓN DE VOCABLOS
De pronto, sin motivo:
graznido, palaciego,
cejijunto, microbio,
padrenuestro, dicterio;
seguidos de: incoloro,
bisiesto, tegumento,
ecuestre, Marco Polo,
patizambo, complejo;
en pos de: somormujo,
padrillo, reincidente,
herbívoro, profuso,
ambidiestro, relieve;
rodeados de: Afrodita,
núbil, huevo, ocarina,
incruento, rechupete,
diametral, pelo fuente;
en medio de: pañales,
Flavio Lacio, penates,
toronjil, nigromante,
semibreve, sevicia;
entre: cuervo, cornisa,
imberbe, garabato,
parásito, almenado,
tarambana, equilátero;
en torno de: nefando,
hierofante, guayabo,
esperpento, cofrade,
espiral, mendicante;
mientras llegan: incólume,
falaz, ritmo, pegote,
cliptodonte, resabio,
fuego fatuo, archivado;
y se acercan: macabra,
cornamusa, heresiarca,
sabandija, señuelo,
artilugio, epiceno;
en el mismo momento
que castálico, envase,
llama sexo, estertóreo,
zodiacal, disparate;
junto a sierpe. . . ¡no quiero!
Me resisto. Me niego.
Los que sigan viniendo
han de quedarse adentro.


GRATITUD

Gracias aroma
azul,
fogata
encelo.

Gracias
pelo
caballo
mandarino.

Gracias
pudor
turquesa
embrujo
vela,
llamarada
quietud
azar
delirio.

Gracias a los racimos
a la tarde,
a la sed
al fervor
a las arrugas,
al silencio
a los senos
a la noche,
a la danza
a la lumbre
a la espesura.

Muchas gracias al humo
a los microbios,
al despertar
al cuerno
a la belleza,
a la esponja
a la duda
a la semilla,
a la sangre
a los toros
a la siesta.

Gracias por la ebriedad,
por la vagancia,
por el aire
la piel
las alamedas,
por el absurdo de hoy
y de mañana,
desazón
avidez
calma
alegría,
nostalgia
desamor
ceniza
llanto.

Gracias a lo que nace,
a lo que muere,
a las uñas
las alas
las hormigas,
los reflejos
el viento
la rompiente,
el olvido
los granos
la locura.

Muchas gracias gusano.
Gracias huevo.
Gracias fango,
sonido.
Gracias piedra.
Muchas gracias por todo.
Muchas gracias.

Oliverio Girando,
agradecido.


Oliverio Girondo no es de los más leídos, pero si de los poetas que mas amo en este mundo, por eso es un homenaje esta entrada, con la excusa de entusiasmarlos con el poemario soñado, les conté algunas cosas más de un increíble, trascendental y eterno luchador.

¡Espero lo habéis disfrutado!

Puntaje: Para mi este libro es 5 estrellas. Nada, absolutamente nada para observar como descuento o que le falte o le sobre, un Poemario de altura, glorioso y que te lleva a la reflexión, te sacude, moviliza, te entretiene, te deja pensante o te patea e tablero. Si lo podes leer y atesorar para ir a el cada vez incluso que consideres que la vida no es justa ¡en horabuena dirían mis amigos españoles! Y en Argentina diremos “¡Dale che! ¡Hacelo!”. Buena vida para todxs.

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Mis Estrellas

Ante todo debo contarles que los parámetros muchas veces difieren, pero en las Reseñas Literarias de la Sección "León On Blog" con el "Puntaje Extra" es donde puedo ser específico en el porqué de la cantidad de Estrellas como también los decimales. Por último, ninguno es para el olvido, pero no todos para atesorar con predilección.

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1/5 - Me llevó muchísimo tiempo debido a su estilo de escritura, tal vez contenía demasiado momentos de reposo y perdía el interés. Esto no se aplica a las obras que aunque me permitan una lectura ligera mis tiempos personales ocasionaron la demora. Aquí pondría los libros que no me dejaron nada destacable: no pude siquiera poner puntaje extra por las técnicas, recursos literarios, un estilo propio o por una trama apasionante pero muy mal redactada.

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2/5 - Un libro en el que me faltaron elementos que me lleven a cerrar la sensación de un trabajo literario intenso, sea con técnica literaria o con destreza autodidacta o natural.

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3/5- Es un libro interesante. Posee alguna de estas cosas: buena trama, destacable estilo, impronta personal, un buen mensaje entre líneas o explicito, valoro algo de esto que menciono para recomendarlo pero no me apasionó, no me atrapó de principio a fin en cada página.

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4/5 - ¡Un libro para recomendar sin lugar a dudas! Denoto un trabajo y una fluidez natural para la comunicación literaria. Buen mensaje o destacable lírica. Me enganchó, su lectura ha ido de mediana a rápida. ¡En cada página te atrapa más o te sorprende gratamente! Se te mojan las pupilas o te ríes en voz alta. Lo buscas en una biblioteca amiga o pública o en una librería.

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5/5 - ¡Cómpralo porque es una maravilla! a las 4 estrellas sumarle que es un libro que estará por siempre atesorado en mi haber espiritual como físico. No quiero separarme de él jamás. Ha sido de una experiencia tan grandiosa que está al nivel: "¡Lo recomiendo profundamente pero no lo presto!"