martes, 30 de enero de 2018

Inauguran en Tokio el primer restaurante que sirve carne humana



Inauguran en Tokio el primer restaurante que sirve carne humana
Según parece es un excéntrico lugar para comer que se encuentra ubicado en Japón. En la carta sin ningún tipo de aclaración, cómo si no fuera necesario, se detalla en su lengua que uno de los platos principales es la carne humana. Esto último se vincula al nombre en japonés del restaurante que traducido a nuestro idioma es "Hermano comestible". Pero créase o no, con la apertura del "Hermano comestible", Tokio se convirtió en la primera ciudad del mundo en la que los tejidos de los seres humanos forman parte de la carta del menú. Según la información que se llegó a conocer es producto de la legislación japonesa, que desde hace mas de tres años permite el consumo de carne humana bajo ajustadas  condiciones de nivel sanitario y por supuesto con justificación de su origen.

Ahora bien, si ya lo has creído debes estar preguntándote ¿Cuánto cuesta una cena con carne humana? Sin misterios ya se sabe que en el "Hermano comestible", los platos cuestan alrededor de unos mil doscientos euros. Este altísimo costo se debe al origen oficial de la materia prima. Esto significa que se compra a aquellas personas que deciden vender voluntariamente sus cuerpos antes de morir, con el fin de ser consumidos por personas. La cosa se pone más interesante… quien desee llegar a ser parte de la carta de menú recibe treinta mil euros bajo la forma de pre venta. Éstos serán abonados en cuotas. La mejor cotización de su cuerpo está influenciada por el estado de salud y, sobre todas las cosas, por la edad del sujeto. Hay que mencionar que si el interesado muere joven será su familia la que se beneficiará cobrando el dinero que reste saldar.
Y la cosa termina así: con el contrato de venta celebrado entre las partes, el donante se somete a un tratamiento médico especial. Éste previene el deterioro de su cuerpo. Una cláusula precisa que este insumo humano, la materia prima para los platos del particular restaurante, no podrá provenir de un sacrificio. Esto último porque el sacrificio es ilegal en Japón.
Así versaba el titular que impactó en mis pupilas, en las conexiones neuronales de mi cerebro e incluso en mi humanidad esta mañana. Entonces mientras terminaba de leerlo, casi al instante, escupí un gran sorbo de café hacia la derecha de la mesa…

domingo, 21 de enero de 2018

Reseña "Viejo librito olvidado"


Sección #LeónOnBlog | Capítulo 23

OBRA: Viejo librito Olvidado

Poesía. Autor: Juan Rufancht 1a. Edición, Paraná. 2016.  110  páginas en un formato de 21x15 cm. Tapa flexible. Diseño Iván Gasperi. Ilustración de tapas: Antonia Soña Sofía. 1. Poesía. 2. Cuentos I. Título. ISBN 978-978-3813-14-6- CDDA861.  Impreso en Entre Ríos, Argentina.  Edición del autor. Editorial Italia 2016, Entre Ríos.

EL AUTOR
Juanca, casado, tres hijos, comerciante jubilado, escribe desde 1950, participó en diversos concursos, principalmente poesía, pero también cuento corto. Ha publicado Vivencias Provincianas, poesía y cuento. Ha realizado algunos CDs con grabaciones de recitaciones con música de fondo. Participó en encuentros literarios junto a colegas que integran Brotes del alma. Publicado en antologías que reúnen diversos escritores. Finalmente en 2016 cumple con su sueño de publicar el libro que nos convoca, Viejo librito olvidado

PRÓLOGO
“ () me puse a hurgar en la temática de su Viejo librito olvidado, tratar de comprender el mensaje de su narración y su poesía, () ávido de ingresar en el contenido de sus páginas, me sentí un privilegiado por ser el primer lector() que lo hacía, que podía saborear el fruto de su talento, lo que seguramente está consustanciado con sus vivencias y sus deseos de compartir el contenido de sus sueños, con quienes tengan la suerte de poder leerlos en este ejemplar. (…)
(…) En esta obra, el autor nos muestra en una didáctica sencilla, su necesidad de plasmar en cada narración, o en cada uno de sus poemas, la experiencia adquirida a lo largo de su vida, y porque no, arrancadas también de su propia nostalgia, de su desarraigo de su natal ciudad de Reconquista en la Provincia de Santa Fe, desde donde nos trae a veces referencias de sus primeros afectos, que si bien coloca a su familia en el plano más elevado, también ocupan un lugar muy importante sus amigos, con quienes compartió sus juegos y primeras experiencias de vida (…)”
(Juan Carlos Romero. Pág. 5)

LA  OBRA

“Quizás les robe una sonrisa…o… porque no algunas lágrimas.” (Juanca. En los agradecimientos, Pág. 8)

Existe en la poesía de Juanca Rufanacht una nobleza inmensa, un ritmo especial, una rima sonante característica de primer y último verso de cada estrofa, una estructura que se transfigura en la muestra de una necesidad de vaciar emociones y sentimientos sin frenos, sin barreras, sin métricas, es un verso sin estructuras clásicas pero que reflejan con rima sonante una inocencia. Si alguien no conoce a Juan Carlos no comprendería este aspecto de su escritura, más cuando tiene la fortuna de hacerlo comprenderá los rasgos de cada verso. Cada línea es el reflejo de una sencillez y una calidez humana especial, incluso los versos más duros se suavizan con sus palabras, el tono de la recitación o lectura cae o se eleva pero conserva una especial mesura. Lo mismo sucede en su narrativa, pero le agregaría que tiene color y hasta el sabor a la geografía que habita… o que habitó en algunos años de su vida. Se encuentran rastros lingüísticos, esas acotaciones entre guiones por ejemplo, o el “mayuscular” intencionado, para hacerse presente o elevar el tono de sus percepciones.
“Viejo librito olvidado” tiene una fuente de inspiración en el amor familiar, en la amistad y en el bagaje acumulado por las experiencias de vida desde la escuela, hasta las anécdotas de juegos, está signado por la nostalgia y por los momentos felices agradecidos a Dios, pero también por los grandes dolores como las partidas físicas de un hermano, como la ofensa de un amigo que ya no lo es o como abandonar el terruño personal.

Hay historias con mucha carga emocional y pintorescos escenarios, ese es el caso del fragmento que a continuación con ustedes comparto:

“(…) El abuelo venía cabizbajo y triste, nunca habían pasado por una situación tan preocupante, tan angustiosa, tan traumática, y para colmo de males, el corazón – últimamente- venía – como quien dice- enviándoles algunos mensajes de “preaviso”, de que había un desgaste- propio de sus ochenta y cuatro años.
Pero había que seguir (…)
Don Goyo y su nieto el “Moncho” vivían solitos en un racho de madera (mas que ranchito podríamos decir que era algo así como una “madriguera”), porque esas pobres paredes tenían –entre tabla y tabla- unas hendijas por donde entraba frío en invierno, calor y mosquitos en el verano, y cualquier tipo de insecto o alimaña que tanto abundaban en esos montes.
La mamá de Moncho, - que tuvo a los dieciséis años-, marchó a Buenos Aires con intenciones de “cambiar de vida” – primero-, y llevarse al hijo – después.
Nunca volvió… ni una carta… ninguna noticia, y la esposa de don Goyo falleció muy joven, por lo tanto, nieto y abuelo, eran “toda” la familia.
Esa noche, el viejo llegó tarde al rancho y… Oh sorpresa: No estaba su compañero, que siempre sabía esperarlo con mate amargo – en invierno- o con un mate – cocido negro- en el verano… o le hacía unas batatas “al rescoldo” o aunque más no sea le hervía unas mandiocas en la “negrita de tres patas” para acompañar el “reviro” (comida a base de harina y grasa, muy común en el monte misionero).
Pero esa noche…  el Moncho no estaba. Ni siquiera el candil para alumbrar la piecita… y el silencio “sepulcral”.
Dios mío!! Pensó don Goyo, no permitas que a mi Moncho le pase nada… te lo pido por favor.
Abrió la puerta, encendió un fósforo, y miró hacia el catre tijera… pero su nieto no estaba.
Y el gastado corazón del abuelo comenzó a “querer aflojar”.
No puede ser!!… no puedo creer que mi Moncho no esté en el rancho.
Ocho años los dos solitos… mi compañero… la sangre de mi sangre… y mi único amigo!!...
Diosito querido… - dijo en un suspiro- …yo no sé rezar… y te necesito… como voy a hacer, tan solo… y viejito, para ir a buscarlo, si no se ande está… Él es tan chiquito, y estará sufriendo… mi pobre nietito.
Y en ese momento, algo así como una luz refulgente, atravesó el cielo de aquel paraje, cual si fuera un cometa, que dejaba una estela de estrellas…
Acto seguido, una vocecita surgió desde el fondo del callejón que llevaba al rancho.
Abuelooo… abuelitooo… Aquí está mamá… y viene a decirnos que quiere llevarnos… Que siempre nos quiso… y … que la perdones por tantas ausencias. Pero “nunca es tarde”… y hoy “podemos irnos”.
El viejito Goyo, lloró de alegría, besó a su nietito… abrazo a su hija, y mirando al cielo… levantó los brazos… y dijo en voz alta Mil gracias… Diosito por esta familia!!!”
(Don Goyo y su nieto – cuento- Pág. 45)

También puedo decir que los lectores viajamos a nuestra propia infancia, recreamos con nuestra imaginación mientras lo disfrutamos las travesuras entre hermanos o primos, las historias de nuestros tíos o las corridas por las galerías de nuestras escuelas primarias. Este libro es un pasaje al lugar de nuestros sentimientos más profundos, más sinceros. A través de las experiencias narradas o poetizadas por el autor vas a vivir, mediante esta obra de lectura ligera, un viaje nostálgico a hermosos e intensos recuerdos de tu propia vida, y también te ayudará a comprender mejor el sentido de la vida misma, nos ayudará a ser mejores personas, porque el tiempo pasa muy rápido, la vida humana es casi un instante en la eternidad, y lo importante es valorarla y valorar a quienes la comparten con uno. Los afectos, en este libro, están en el primer nivel como citaba Romero en el Prólogo, y nunca es tarde para soplar el polvo del tiempo, seguir creando momentos, y volver a disfrutarlos como cuando uno encuentra un libro viejo que estaba en un rincón olvidado.


“El otoño se está yendo, este domingo de junio

hojas secas –por doquier-, y el cielo gris… casi oscuro.
La nostalgia –como siempre- me lleva por mil caminos
A revivir los recuerdos, de los años que se han ido.

 Alegrías y tristezas, de los momentos vividos
Algunos en soledad, pero muchos, compartidos.
Hoy, -que estoy peinando canas-, debo ser agradecido
Porque a vida me dio: familia, Trabajo… Amigos.

Me ha permitido –también- enfrentar el desafío
De elegir “mi derrotero”, y “atropellarlo” al destino
Y debo reconocer, de que soy un “bendecido”
Recibiendo “mucho más”, de lo poco merecido.

Al invierno… que se viene, con lloviznos y con frío
Le esbozaré mi sonrisa, y le diré… Bienvenido.
Quisiera pedirle al Padre, que me escuche “este pedido”
“Cuando mis ojos se cierren, porque Él lo haya decidido
Y yo pase a ser recuerdo, -y porqué no… a ser olvido-
Que no sea en el otoño… y menos aún: un domingo”
 (Mirando hacia el ocaso. Pág. 71)

PUNTAJE EXTRA: la geografía, lo pintoresco del paisajismo utilizado y los vocablos propios de un Entre Ríos. Citar los remansos, el timbó, el aguaribay, los gurises, son cosas que me dan un plus en estos libros, porque la idiosincrasia, lo característico y lo común, la belleza de un lugar quedan plasmadas en las páginas de la obra. También por el poema “Viejo librito olvidado” homónimo al libro y que se convierte en la historia del poema en uno de los favoritos, las canciones y las referencias respetuosas a colegas autores.

Y al Poeta José Pedroni, que nos guía desde el cielo
“Tus poemas son la luz… tus letras no tienen precio”
 Y yo, -que empiezo a escribir, seguiré tu “derrotero”
Que Dios te guarde a su lado, Escritor de tantos versos
Ejemplo como Persona… Poeta… Padre y Abuelo.”

(Un humilde homenaje a un Grande de las letras DON JOSÉ PEDRONI. Pág. 92)

ESTRELLAS: 4.0/5
Felicito a este estimado autor, a esta maravillosa persona y espero siga creando.
Nos encontramos en la próxima entrada.

Contacto con el Autor:

Mis Estrellas

Ante todo debo contarles que los parámetros muchas veces difieren, pero en las Reseñas Literarias de la Sección "León On Blog" con el "Puntaje Extra" es donde puedo ser específico en el porqué de la cantidad de Estrellas como también los decimales. Por último, ninguno es para el olvido, pero no todos para atesorar con predilección.

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1/5 - Me llevó muchísimo tiempo debido a su estilo de escritura, tal vez contenía demasiado momentos de reposo y perdía el interés. Esto no se aplica a las obras que aunque me permitan una lectura ligera mis tiempos personales ocasionaron la demora. Aquí pondría los libros que no me dejaron nada destacable: no pude siquiera poner puntaje extra por las técnicas, recursos literarios, un estilo propio o por una trama apasionante pero muy mal redactada.

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2/5 - Un libro en el que me faltaron elementos que me lleven a cerrar la sensación de un trabajo literario intenso, sea con técnica literaria o con destreza autodidacta o natural.

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3/5- Es un libro interesante. Posee alguna de estas cosas: buena trama, destacable estilo, impronta personal, un buen mensaje entre líneas o explicito, valoro algo de esto que menciono para recomendarlo pero no me apasionó, no me atrapó de principio a fin en cada página.

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4/5 - ¡Un libro para recomendar sin lugar a dudas! Denoto un trabajo y una fluidez natural para la comunicación literaria. Buen mensaje o destacable lírica. Me enganchó, su lectura ha ido de mediana a rápida. ¡En cada página te atrapa más o te sorprende gratamente! Se te mojan las pupilas o te ríes en voz alta. Lo buscas en una biblioteca amiga o pública o en una librería.

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5/5 - ¡Cómpralo porque es una maravilla! a las 4 estrellas sumarle que es un libro que estará por siempre atesorado en mi haber espiritual como físico. No quiero separarme de él jamás. Ha sido de una experiencia tan grandiosa que está al nivel: "¡Lo recomiendo profundamente pero no lo presto!"