Inauguran en Tokio el primer restaurante que sirve carne
humana
Según parece es un excéntrico
lugar para comer que se encuentra ubicado en Japón. En la carta sin ningún tipo
de aclaración, cómo si no fuera necesario, se detalla en su lengua que uno de
los platos principales es la carne humana. Esto último se vincula al nombre en
japonés del restaurante que traducido a nuestro idioma es "Hermano comestible".
Pero créase o no, con la apertura del "Hermano comestible", Tokio se
convirtió en la primera ciudad del mundo en la que los tejidos de los seres humanos
forman parte de la carta del menú. Según la información que se llegó a conocer es
producto de la legislación japonesa, que desde hace mas de tres años permite el
consumo de carne humana bajo ajustadas condiciones
de nivel sanitario y por supuesto con justificación de su origen.
Ahora bien, si ya lo has creído
debes estar preguntándote ¿Cuánto cuesta una cena con carne humana? Sin misterios
ya se sabe que en el "Hermano comestible", los platos cuestan alrededor
de unos mil
doscientos euros. Este altísimo costo se debe al origen oficial
de la materia prima. Esto significa que se compra a aquellas personas que deciden vender
voluntariamente sus cuerpos antes de morir, con
el fin de ser consumidos por personas. La cosa se pone más interesante… quien
desee llegar a ser parte de la carta de menú recibe treinta mil euros bajo la forma
de pre venta. Éstos serán abonados en cuotas. La mejor cotización de su cuerpo
está influenciada por el estado de salud y, sobre todas las cosas, por la edad
del sujeto. Hay que mencionar que si el interesado muere joven será su familia la que se beneficiará cobrando el dinero que reste
saldar.
Y la cosa termina así: con el contrato de venta celebrado
entre las partes, el donante se somete a un tratamiento médico especial. Éste previene
el deterioro de su cuerpo. Una cláusula precisa que este insumo humano, la
materia prima para los platos del particular restaurante, no podrá provenir de
un sacrificio. Esto último porque el sacrificio es ilegal en Japón.
Así versaba el titular que impactó en mis pupilas,
en las conexiones neuronales de mi cerebro e incluso en mi humanidad esta
mañana. Entonces mientras terminaba de leerlo, casi al instante, escupí un gran
sorbo de café hacia la derecha de la mesa…
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